La voz de tus ancestros resuena en tus pinceles el eco de sus gemidos no le dan paz a tus formones Debes plasmas en tus obras El grito silente de las razas Humilladas, expoliadas, masacradas Pero jamás derrotadas Rostros famélicos Se refractan en tus telas Cual un espejo de la vida Sombría, gris y oprimida. Manos pétreras enraizan Tu faz oscura y barbada A los montes cumbreños De tu Salta natal La cementada jungla gris Donde cohabitan putas con burgueses Rapiñeros, no logró mutar tus neuronas La Pachamama sonríe y te abraza Tus venas se entrelazan con las de Rivera, Siqueiros, Berni, Soldi, Carpani, Trinan las carpas salteñas en tus murales Los Davalos, el Cuchi, Falú, el Payo Solá, Zamba Quipildor, anidan en tu pecho Tu raíz telúrica confluye con la de Aimé Painé, don Ata, Larralde, Heredia, Lima Quintana, Petrochelli, la negra Sosa, Discepolin y el gran Osvaldo Pugliese La sonoridad poética popular americana Brinda su voz a tus esculturas: Guillen Neruda, Amado, Vallejo, Galeano, Fuentes, Elbio Romero, Tuñon, Arlt, Carlino, Negro Tu compañera fiel y querida: Ana Y tu inmortal amigo Pedro Asquini Una en vida y otro eterno, marchan a tu lado, Hacia la eclosión de tu Artepueblo El genial poeta Hector Negro Escribío estos versos, que hoy tomé la Licencia de copiarlos como colofón de Este humilde poema. ¡ Ni débil, ni viejo ni triste, ni enfermo ni pobre, ni preso No te entregues nunca! ¡ Que se entreguen ellos Que se entreguen ellos Que se entreguen ellos ! Para Andrés en adhesión a nuestra gran y eterna amistad basada en la sólida estructura de nuestro ideales David Lang 14/04/2004
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